10.5.06

¿ Por que leer a los clasicos?

Detrás de esta cita a Calvino (otro cuentista genial para los que les gusta Cortazar, Rulfo y Borges o incluso para los que creen que mencionarlos es de gafapastas) se esconde una reflexión que me acompaña desde hace un tiempo. Concretamente desde que un amigo, para nada sospechoso de pijamero más bien al contrario, se sorprendió al verme comprando el cofre edición americana de Peanuts/ Carlitos/ Snoopy (antes de que saliese en castellano, no soy tan snob, o sí?).

- Lo raro es que no lo compres tu.- le espeté.

- Lo siento pero estas cosas tan antiguas no acaban de conectar conmigo, no me llegan, prefiero las obras contemporaneas.- respondió él.

Lo cierto es que su argumento tenía buena base ¿Qué hacía que las disquisiciones filosóficas de unos niños americanos, de clase media de los años 50 me gustasen tanto? ¿ O qué hace que las aventuras de un mecánico de los años 20 y su hijo adoptado me fascinen? Por no hablar de enamoradizos gatos masocas de La Mesa, o niños soñadores de principio de siglo.

Qué hace que una obra sea de obligada lectura, y se convierta en un clásico ¿Es la lectura de los clásicos una obligación solo para eruditos o estudiosos? ¿ O debería leer estas obras cualquier aficionado al medio?

Es cierto que muchas veces los tebeos clásicos se alejan de nosotros por detalles tales como el año en el que se hicieron o el lugar del mundo donde se gestaron, pero lo que convierte a un tebeo ( o cualquier obra) en un clásico es su universalidad intemporal, esa cualidad más allá de tiempo y espacio que permite sacar provecho de su prosa a una persona alejada a años luz del autor de la misma o del público al que originalmente iba dirigida, y que incluso permite sacarlo en sus segundas, terceras, o cuartas lecturas.

Está claro que disponer de datos alrededor de una obra nos permite disfrutar de ella en mayor medida, apreciando referencias que podrían pasar desapercibidas de no tenerlos. Pero en obras como Snoopy, Gasoline Alley, Krazy Kat, los manga de Tezuka, Little Nemo, o Daniel el Travieso (por no liarme a citar muchas otras), el no tener esos datos no impiden su disfrute más genuino, ese que te deja enganchado a pesar de la cadencía del formato strip, a pesar del tiempo y del espacio.

Siempre he comprado muchos tebeos y sigo haciéndolo, pero desde hace unos años ya hay pocas cosas que conecten conmigo, algunas de las que siempre lo consiguen son "estas cosas tan antiguas".

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